Repetidamente llegan a nuestros oídos palabras como “resiliencia”, “control emocional”, “autorregulación”; entre otras. Pero a qué se refieren, qué tienen que ver con nuestro trabajo y con lo que hago con mi equipo. Cómo se aplican en el día a día.
Primero hay que comprender y dimensionar que, como colaboradores, nos enfrentamos a una gran cantidad de estímulos internos y externos que sacuden nuestra estabilidad emocional todos los días. El simple hecho de trasladarnos a nuestro trabajo, o si hacemos home office, que no tengamos internet o que de repente los ruidos exteriores nos agobien; ya nos ponen en situaciones emocionales que pueden provocar reacciones impulsivas, situaciones que ponen en juego lo qué en tantos talleres y cursos, incluso, en podcast nos dicen: “se resiliente”.
El ser humano, en su origen, ocupaba las emociones para hacer frente al mundo. Para poderse adaptar y enfrentar situaciones complejas. Es decir, las emociones nos sirven como mecanismos adaptativos; no las evitemos, aprendamos a aceptarlas y canalizarlas de manera positiva. Eso es lo que nos dice la Inteligencia Emocional, pero hay más factores que ayudarían a que tengamos mejor manejo de nuestras emociones.
Uno de ellos es conocernos de mejor manera. No solo como habitualmente nos dicen; “conoce tus emociones y cómo reaccionas; gobiérnate” … Hay necesidades emocionales que van más allá de simplemente canalizar y controlarnos. Conocernos, implicará saber de dónde venimos, cuál es nuestra historia, de qué emociones adolezco. De ahí el que dimensionemos la responsabilidad interna del líder; no basta con influir con ideas, también con emociones, siendo coherente con nuestra imagen y nuestras peticiones.
Las emociones, en su origen, son un conjunto de energía, que por sí misma, no tienen una carga positiva o negativa, simplemente existe. Lo que hace la diferencia es la manera en que se expresa y la necesidad que cubre. Cada emoción tendrá un lado positivo y uno negativo. Depende de cada uno de nosotros la manera en que se expresa; y ahí la necesidad emocional. Algunos expresamos nuestras emociones con la necesidad de ser vistos, o de reclamar, incluso de huir o esconderme del mundo.
Recomiendo entonces, aplicar técnicas de autoconocimiento, que te permitan identificar tus emociones y cómo se expresa, pero también la necesidad que cubren, al menos en el plano consciente. Hagamos una bitácora emocional, en donde enlistes las actividades que haces todos los días, desde las más sencillas hasta las más complejas. En una segunda columna, coloca la emoción y los sentimientos que te provoque hacer esa actividad: “Sacar a pasear al perro; alegría/relajamiento”. “Junta semanal de resultados; angustia/frustración.»
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Enrique Gil. Líder de capacitación