Una de las prácticas y procesos más comunes de las organizaciones es la supervisión. Independientemente del nivel jerárquico, siempre encontraremos esta actividad como parte del funcionamiento global de cada organización. Si nos acercamos a ella como desde el concepto de competencia laboral o habilidad, la entendemos como esta acción que tiene un líder para asegurar que su equipo de trabajo funciona de manera adecuada, previene y corrige errores de ejecución.
Una de las dimensiones profundas de la supervisión es que, a través de ella, podemos desarrollar habilidades especificas en cada colaborador, dependiendo de las necesidades individuales y de las expectativas de crecimiento que se tengan. Para ello podemos aplicar herramientas de DO, como el cierre de brechas o la potencialidad del colaborador para escalar de puesto. La supervisión nos ayudará a tener evaluaciones constantes de actividades concretas y reales de las habilidades de cada colaborador en el trabajo cotidiano.
También, podremos utilizar la supervisión como medio de influencia y motivación constante. El reconocimiento personal es un elemento que ayuda mucho a nuestros colaboradores a comprometerse cada vez más. El salario emocional ayudará, reconociendo la labor que supervisemos, a que se refuercen resultados positivos.
Otro punto relevante es que, a través de la supervisión, el líder puede disminuir la negligencia y estados de ansiedad personales. Manteniendo un espacio donde conozcamos los avances en resultados de nuestros colaboradores, podremos asegurarnos no solamente de que los objetivos se cumplan, si no que, también, podemos identificar las potencialidades y talentos ocultos de nuestro equipo. Eso, no puede dar tranquilidad y mayor proyección hacia el futuro.
La supervisión será entonces un proceso cíclico, que implica un inicio, un fin y un reinicio constante; pero que durante el camino nos lleva a mejorar relaciones, establecer lineamientos y objetivos, desarrollar habilidades, aumentar motivación, etc., usemos entonces la supervisión como la herramienta para acompañar y guiar a nuestros colaboradores, ahí es donde entra nuestras capacidades de liderazgo. No lo dejemos de lado.
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Enrique Gil. Líder de capacitación