Es frecuente encontrar equipos de trabajo donde varios colaboradores han adquirido el conocimiento y las habilidades necesarias para dominar su posición, llevan un tiempo considerable en el puesto y buscan nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo. Una característica importante, es que, prácticamente, no presentan errores en la forma de hacer su trabajo, hay una gran cantidad de energía y seguridad en lo que hacen; además, sostienen relaciones muy positivas y productivas con su entorno.
Sin embargo, pasado el tiempo sucede que su rendimiento comienza a decaer, los conflictos se empiezan a presentar y la motivación va desapareciendo de poco en poco. Incluso, su actitud, para entonces negativa, comienza a contagiar y reproducirse en su entorno con frases como: “no te esfuerces, ni lo valoran” o “llevo tanto tiempo aquí y nada cambia”. Perder esa estrella puede costar muy caro para organización, pero, principalmente, estamos afectando profundamente la vida del colaborador.
¿Qué hacer?, Si la estructura organizacional lo permite, ayúdale a crecer; prepararlo para subir de puesto será lo ideal para que encuentre nuevos retos y su actividad mental no decaiga; su motivación se mantendrá. Si esto no es posible, podemos cambiarlo de área, en aquella que le sea de su interés y que lo motive a desarrollar nuevos conocimientos y habilidades, siempre y cuando su perfil sea compatible.
Otra opción será trabajar con planes de vida y carrera, ellos permiten desarrollar objetivos a nivel personal y profesional, y a la vez, trazar el camino para su logro. Algo fundamental en esta práctica es brindarle al colaborador herramientas para su desarrollo, cursos, talleres, diplomados, etc., incluso si las metas en la vida personal están un poco alejadas de lo profesional.
Finalmente, otra opción será trabajar en su desarrollo como coach o mentor de nuevas generaciones. Aprovechar sus conocimientos, habilidades y el dominio del ambiente laboral permitirán transferir de mejor manera la experiencia de ese colaborador a nuevos colaboradores y, así, aseguramos una alineación a procesos y métodos de trabajo ya funcionales.
Lo primordial es que nos acerquemos a esos colaboradores y busquemos un camino en conjunto. Evitemos que pierdan su motivación y el amor por su trabajo. Involucrarnos en su proyecto de vida puede ser crucial para mantener a ese colaborador estrella en niveles óptimos de desempeño y motivación; pero, además, lo más importante, evitaremos que su concepción del trabajo se transforme de algo muy positivo a algo completamente negativo. Construye profesionales, pero también construye personas de gran calidad humana.
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Enrique Gil. Líder de capacitación